Disbiosis vaginal

Alteración en la microbiota vaginal

¿Cuál es el papel de la microbiota vaginal?

La vagina humana conforma un ecosistema equilibrado en el que cohabitan una población dinámica y compleja de bacterias.

Esto es debido a que la mucosa vaginal está recubierta por una secreción que es rica en nutrientes, lo que facilita la colonización de la cavidad por las mencionadas bacterias.

A esta población de microorganismos que viven de manera natural y sin causar daño en dicha región se le denomina microbiota vaginal.

El equilibrio de la microbiota vaginal es fundamental para mantener la salud vaginal y protegernos de enfermedades

Los lactobacilos vaginales

La mayoría de los componentes de la microbiota vaginal son típicos del hábitat intestinal, aunque en proporciones muy diferentes.

  • En la vagina predominan las especies de lactobacilos (Lactobacillus), de manera casi exclusiva
  • De hecho, las especies más habituales son cuatro (Lactobacillus crispatus, Lactobacillus jensenii, Lactobacillus gasseri y Lactobacillus iners) que son relativamente específicas de esta zona corporal

Estos lactobacilos son los principales responsables del mantenimiento del ecosistema vaginal gracias a las funciones beneficiosas que ejercen:

  1. Forman una capa protectora que impide el asentamiento de microorganismos que pueden ser perjudiciales.
  2. Inhiben el crecimiento de microorganismos dañinos mediante la producción de de distintos compuestos antimicrobianos.
  3. Generan sustancias que ayudan a mantener el pH vaginal en rangos de acidez, lo que sirve como mecanismo de defensa.
  4. Colaboran estrechamente con el sistema inmunitario para una correcta respuesta inmune.

No obstante, hay que tener en cuenta que la composición de la microbiota vaginal es dinámica. Por un lado, la composición de la microbiota vaginal cambia notablemente con la edad, dependiendo de las variaciones hormonales.

Además, hay otros factores que influyen en la composición de la microbiota vaginal:

  • Inherentes a la persona, no modificables: raza o factores genéticos
  • Modificables: higiene, hábitos alimenticios o prácticas sexuales

Alteraciones de la microbiota vaginal

La vagina tiene que mantener un estado de acidez que proporciona las condiciones naturales para que los microorganismos que la habitan estén en perfecto equilibrio.

Si por algún motivo el nivel de acidez es alterado, la concentración de lactobacilos en la vagina puede disminuir por debajo de un nivel crítico:

Esta circunstancia es aprovechada por microorganismos que se encuentran habitualmente en menores proporciones en la vagina sana y/o por otros de origen externo, que proliferarán hasta hacerse dominantes, comportándose así como patógenos oportunistas y generando una disbiosis.

De manera general, la disminución de la concentración de lactobacilos vaginales produce dos tipos de infecciones vaginales:

  • La vaginosis bacteriana.
  • La candidiasis, causada sobre todo por un hongo llamado Candida albicans.

El picor, el ardor o el dolor, así como el aumento de la secreción vaginal son los signos y síntomas que pueden alertarnos de estas infecciones.

Causas de la disbiosis vaginal

El hábitat vaginal sufre cambios periódicos provocados por la menstruación y por las relaciones sexuales. Estos cambios elevan el pH ácido habitual, lo que provoca la inhibición del crecimiento de los lactobacilos y facilita la colonización de la mucosa por los patógenos.

Además, hay otras circunstancias que pueden alterar la microbiota vaginal y facilitar la aparición de infecciones vaginales:

  • Una mala higiene o el uso de productos agresivos o duchas vaginales frecuentes.
  • La menopausia, en la que se producen una serie de cambios hormonales que causan una disminución de la secreción vaginal.
  • La incontinencia urinaria, que favorece la presencia de una importante población microbiana en la zona vulvovaginal.
  • El tratamiento con antibióticos.

Medidas y buenos hábitos recomendados

Seguir algunas pautas de higiene y estilo de vida puede ayudar a mantener el equilibrio natural de la zona íntima previniendo la aparición de irritaciones e infecciones vaginales:

Consejos para cuidar el equilibrio vaginal:

  • Vestir con prendas holgadas que permitan la circulación del aire.
  • Utilizar ropa interior de algodón para que facilite la transpiración.
  • Después de nadar en el mar o en una piscina, evitar permanecer demasiado tiempo con el bañador mojado y ducharse y secarse cuidadosamente.
  • Realizar la higiene íntima diariamente.
  • Utilizar productos para la higiene diaria formulados para la zona íntima.
  • Mantener una buena nutrición e hidratación.

En caso de presentar sintomatología compatible con una infección vaginal, debes acudir a tu médico para que realice el diagnóstico preciso e instaure el tratamiento correspondiente.

El papel de los probióticos

Resulta muy habitual que las infecciones vaginales recidiven, es decir, que vuelvan a aparecer. Esto suele ocurrir porque, al tratarse de desequilibrios de la microbiota, las condiciones que crearon el brote suelen persistir.

Por ello, hay un interés cada vez mayor en medidas complementarias que puedan tener un efecto beneficioso en el tratamiento de infecciones vaginales, como son los probióticos.

Beneficios de los probióticos:

  1. Ayudan a la recolonización de la mucosa
  2. Facilitan un descenso del pH vaginal antes de que el patógeno se pueda recuperar

No todas las cepas de probióticos son iguales, ni tienen idénticas funciones. En el caso de los probióticos que, pese a administrarse por vía oral, están destinados a reequlibrar la microbiota vaginal, los ideales serían aquellos formados por una o más cepas concretas de lactobacilos de los que en condiciones normales formarían parte de la microbiota de la vagina y que cumplieran una serie de características:

  • Capacidad de colonización de la mucosa, es decir, posibilidad de llegar desde el intestino a la vagina y crecer en esa zona.
  • Actividad antimicrobiana (que ayuden a inhibir el crecimiento de microorganismos potencialmente dañinos).
  • Que no posean resistencia transmisible a antibióticos.
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